Seguramente que no, además que hasta donde tenemos acceso a información documentada, no existe ninguna cultura en la que los padres quisieran dichas actuaciones para sus hijos.
Hablar de virtud en el siglo actual puede parecer arcaico. Hoy vemos la moral como algo subjetivo y flexible, tanto es así que, comportamientos socialmente aceptados hace escasos años son hoy castigados; si profundizamos un poco, vemos que todas las sociedades han valorado características morales similares.
Sin duda la manifestación de cada virtud varía según la época y la sociedad, y cosas que se consideraban justas en los tiempos de Séneca nos parece hoy deplorables, pero el concepto de JUSTICIA permanece, es algo que está integrado en nuestros genes.
Los estoicos reconocían que obrar con virtud no es fácil, y comparaban su desarrollo con el entrenamiento deportivo o militar, convirtiéndose en una práctica diaria que debemos perfeccionar.
Como te he comentado en el post anterior, vamos a explorar un poco más cada una de estas cuatro virtudes básicas.
¡Convierte los obstáculos en oportunidades!
La virtud de la SABIDURÍA, la podríamos resumir, como la capacidad de observar la realidad de manera objetiva y racional. En un mundo complejo y confuso, la claridad, nos da poder.
Los estoicos advertían de que las cosas no suelen ser lo que parecen a primera vista y nos animaban a estudiarlas con profundidad. No se referían únicamente a lo externo, sino también a nuestro propio mundo interno. La inscripción del templo de Delfos era concisa pero contundente:
“Conócete a ti mismo”
Como nos recordaba Séneca: “Es mucho más importante que te conozcas a ti mismo que darte a conocer a los demás”. Al lograr una visión clara de la realidad, la virtud de la sabiduría nos ayudará a seleccionar la acción más apropiada en cada momento; en el fondo se refiere a tomar decisiones racionales, evitando ser arrastrados por tempestades emocionales.
La sabiduría es también crucial para diferenciar el bien del mal y para distinguir lo que está bajo nuestro control de lo que está fuera de él.
Otra virtud de la que habíamos mencionado era la JUSTICIA.
¿Piensas que los estoicos eran personas frías y distantes?
Para nada, todo lo contrario. Ellos sentían una profunda responsabilidad social y nos recordaban constantemente la necesidad de ayudar a los demás.
A la hora de decidir cómo actuar, debemos considerar el impacto en la sociedad, como decía Marco Aurelio: “Lo que no beneficia a la colmena, no beneficia a la abeja”.
Siguiendo con este ejemplo, él se esforzaba cada día por construir una vida mejor para su pueblo; mientras emperadores previos habían abusado del poder de su cargo, degenerando en tiranos, Marco Aurelio fue siempre consciente de que su poder le confería una gran responsabilidad, e intentó usarlo para ayudar a los demás.
Esto no quiere decir que sintiera agrado por todo el mundo. En sus meditaciones hace alusiones a todos los necios y arrogantes con los que debía de tratar a diario, pero no dejaba que estas emociones le hicieran tomar malas decisiones. Tampoco se dejaba influenciar por los demás, ni mendiga su aprobación.
Ayudar era una obligación moral, no un medio para un fin y por ello no se desviaría de la virtud para ganar el aprecio de su pueblo.
Por último, los estoicos aclaraban que actuar con justicia no implica buscar venganza.
“La mejor venganza es no actuar como quien nos ataca”
Otra virtud que hemos hablado era el CORAJE, que para los estoicos era la capacidad de actuar con virtud independientemente de las consecuencias. Coraje no es la ausencia de miedo, sino hacer lo correcto a pesar del miedo.
El Coraje nos permite además tolerar el dolor y la adversidad, tanto a nivel físico como mental. Muchos prefieren no intentar cambiar por miedo al fracaso y cada vez que no lo intentan, el miedo aumenta. Tampoco se trata de asumir riesgos innecesarios y como decía Seneca: “el coraje sin sabiduría es un tipo más de cobardía”.
Sin embargo, los miedos que nos alejan de nuestros sueños son muchas veces imaginarios o exagerados, y solo progresaremos si aprendemos a controlarlos, por ello profundizaremos en distintas estrategias para vencer el miedo a actuar.
Después de este camino, llegamos a la cuarta virtud que es la DISCIPLINA, que también se denomina templanza o moderación, dentro de la que estaría el autocontrol y la fuerza de voluntad.
Los estoicos se caracterizaban por su gran disciplina a la hora de llevar a cabo aquello que se proponían, evitando caer en la tentación o desanimo.
Aunque el estoicismo, como filosofía, otorga un valor superior a la sabiduría, reconocen también que el conocimiento sin acción no sirve de nada y como el propio Séneca afirmaba: “La disciplina es una gran ayuda para el que posee un mediocre ingenio”.
La disciplina es además condición necesaria para la libertad. El que no se domina a sí mismo, deberá doblegarse a la autoridad de los demás.
La disciplina nos permite superar los problemas, que sin duda llegarán. El camino hacia una mejor versión de tu cuerpo y de tu vida, está lleno de obstáculos. Habrá momentos donde estarás tentado a abandonar, y es entonces cuando la disciplina te puede ayudar.
Los estoicos enfatizaban la importancia de convertir los obstáculos en oportunidades. Veían cada piedra en el camino como una nueva posibilidad de practicar su filosofía.
Recuerda que con frecuencia enfrentar desafíos que tenemos, es la única forma de desarrollar cualidades que queremos:
*Autoconocimiento
*Resiliencia
*Tolerancia a la frustración
*Capacidad de resolver problemas
Haciendo un resumen de todo ello, podemos decir que si te esfuerzas por adquirir conocimiento (Sabiduría), tratas bien a los demás (con Justicia), actúas a pesar del miedo (Coraje) y superas los obstáculos y tentaciones (Disciplina), seguramente te irá bien en la Vida.
Puedes leer el primer capítulo aquí.