Estas palabras son de Jim Rohn. ¿Has escuchado de este empresario estadounidense, que además era orador y escritor?
Algunos de sus libros más relevantes son Las claves del éxito, Doce pilares o 7 estrategias para alcanzar riqueza y felicidad. Además, ha sido una gran influencia para grandes profesionales del desarrollo personal como Jack Canfield, Brian Tracy o Anthony Robbins.
Pero no siempre le ha ido bien en los negocios. De hecho, hubo una época en la que no tenía ni siquiera dos dólares en sus bolsillos, y fue ese momento el que le ayudó a encontrar su motivación y le impulsó hacia todos sus logros.
El punto de inflexión de Jim Rohn
Él mismo ha contado esta historia en varias ocasiones, y la comienza hablando de un día normal, en el que estaba en casa y alguien llamó a la puerta de manera tímida.
Cuando abrió y miró hacia abajo, pudo ver un par de grandes ojos marrones que le devolvían la mirada. Era una niña de unos 10 años que le dijo, con gran coraje y determinación, que estaba vendiendo galletas de las Girl Scouts.
Las presentó como una profesional, hablando de su gran variedad de sabores y mencionando que tenía una oferta especial, en la que cada caja costaba solamente 2 dólares.
¿Cómo podía rechazarlo?
Al final, cerrando su discurso de ventas y con una gran sonrisa, le preguntó muy educadamente si quería comprarlas. A Jim lo había convencido por completo, y por supuesto que quería comprarlas, pero había un pequeño problema: no tenía esos dos dólares.
Eso le avergonzó. Había estudiado en la universidad, tenía un trabajo e hijos, pero aun así, no tenía esa cantidad de dinero para comprar galletas.
Pero no podía decir eso a la niña, así que le mintió. Le dijo que ya había comprado una gran cantidad de galletas de las Girl Scouts ese año y tenía suficientes en casa. No era cierto, pero era lo mejor que podía hacer para salir de ese aprieto.
La niña le dio las gracias, y se fue.
Un cambio de mentalidad: la vergüenza como motivación
Cuando Jim cerró la puerta después de mirar cómo la pequeña se alejaba, apoyó la espalda en ella y decidió que no quería seguir así. Estaba cansado de no tener dinero y cansado de tener que mentir.
Decidió no volver a avergonzarse nunca más por no tener dinero en el bolsillo y se prometió a sí mismo ganar lo suficiente como para siempre llevar consigo algunos cientos de dólares. Y esa decisión consiguió tener un efecto permanente durante el resto de su vida.
Algunos años después de esta anécdota con la pequeña Girl Scout, según salía del banco vio dos niñas que vendían dulces para alguna organización similar. Una de ellas se le acercó y le ofreció comprar algunos.
Tras preguntarle el precio, la niña le dijo que costaban dos dólares, lo que hizo que Jim Rohn sintiese que tenía la posibilidad de resarcirse de aquel vergonzoso episodio de años atrás. Así, compró las 5 cajas que le quedaban a ella y las 4 que todavía tenía su amiga.
Ambas se quedaron con la boca abierta, casi sin creérselo, mientras él sacaba de su bolsillo los 18 dólares.
De esta historia podemos inferir que, incluso nuestra propia vergüenza, si está bien canalizada, puede actuar como una poderosa motivación para conseguir nuestras metas. Después solo nos queda convertirla en hábito.
¿Qué es lo que quieres conseguir tú?