Hace tiempo que me habías preguntado por algún ejercicio para potenciar la atención plena. Pues comparto con vosotros una introducción a los ejercidos de ATENCIÓN PLENA que hace años hemos tenido la ocasión de contratar a una profesional de la materia, con la cual realizamos varios talleres presenciales, así como el acercamiento al descubrimiento de algo maravilloso, el cual debes de vivir, experimentar, sentir.
Preparad@? ¡¡Pues vamos a ello!! ¡¡Tres, dos, uno!!
Tómate la libertad de focalizar la atención en cualquier punto de una experiencia
Habitualmente la atención suele estar focalizada en pensamientos, en diálogos mentales, en emociones, en preocupaciones, en futuros, en pasados, de tal manera que nunca está presente.
Estar presente, prestar atención en este mismo momento a las cosas que acontecen, sin estar alienado por los contenidos que surgen espontáneamente en la experiencia mental. Es una característica del Mindfulness o atención plena.
Cuando se está atento al presente las cosas no se viven desde el filtro de lo aprendido sino que se viven como si fuera la primera vez, de esta manera es posible que una nueva información a cerca de todo lo que nos pasa habitualmente pueda desarrollarse en nosotros.
En el estado de atención plena no hay una fijación en los contenidos emocionales, en los pensamientos, sino que hay una libertad de focalizar la atención a cualquier punto de la experiencia.
En este sentido es posible observar como el pensamiento emerge, como las emociones emergen sin que por ello el experimentador se quede fijado en ellas.
El estado de Mindfulness se caracteriza también por la habilidad de dejar pasar, de no apegarse, de no identificarse con los contenidos mentales. Por ello hay una profunda aceptación de todo lo que ocurre, un estado en el cual no hay un juicio si los contenidos son buenos o malos, sino que simplemente se observan.
La capacidad de concentración es muy intensa para las personas que practican la atención plena porque debido a que ya no hay una fijación en los pensamientos y emociones ya no hay ningún otro elemento que pueda distorsionar la capacidad de concentración.
En el estado de atención plena no hay una reactividad o una reacción automática ante las emociones lo los pensamientos.
Habitualmente esto no suele ser así, ya que, por asociación vamos de un pensamiento a otro, de una emoción a otra. Todo ello nos genera un estado de insatisfacción vital, y además bloquea el desarrollo de otros recursos personales.
Aplica la atención plena a cualquier momento de tu día a día
En los ejercicios de atención plena se propone una postura sentada con la espalda recta y relajada. Te puedes sentar en silla, en cojín, en banco japonés de meditación… pero que sea cómoda para ti. Es imprescindible guardar una quietud en toda la práctica. Si la necesidad de moverte es demasiado intensa y no te puedes relacionar con ella, entonces muévete de manera muy consciente, prestando atención a todas las sensaciones que se desprenden del movimiento.
En todos los ejercicios se propone focalizar la atención en el objeto determinado. Es probable que a media que pase el ejercicio te des cuenta de que la atención se ha dispersado y está focalizada en un pensamiento, en una emoción en una sensación o en una circunstancia que es ajena al objeto propuesto en el ejercicio.
En el preciso momento que te des cuenta que la atención se ha dispersado la instrucción del ejercicio es siempre simple y clara: vuelve a focalizar la atención en el objeto propuesto.
La dispersión de la atención es algo común. Por lo tanto, cuando te des cuenta que la atención se ha dispersado volverás tranquilamente al objeto del ejercicio.
En muchas ocasiones durante todo el ejercicio te pasaras mucho tiempo dándote cuenta de cómo la atención se dispersa y volverás una y otra vez al objeto del ejercicio.
En estas ocasiones es común que se desarrollen estados de frustración en sí misma sin quedar atrapado en su contenido. De esa manera será posible que dejes pasar ese estado y experimentarás como te puedes emancipar de los pensamientos, las emociones y los demás contenidos.
Este ejercicio potencia un estado, un estado en el cual experimentarás la atención plena. Y la atención plena se puede experimentar en todo lo que hagas a diario: en tu trabajo, en la forma de comer, en la forma de cocinar, en la forma de pasear, en la forma de relacionarte con los otros y contigo mismo.