Al final, todo pasa por una razón
No busques el porqué, busca para qué
Vivimos en un mundo en el que, cada vez que sucede algo que no parece beneficiarnos, no dejamos de preguntarnos su porqué. Pero, ¿y si te dijera que puedes darle la vuelta a esta pregunta para sacarle un beneficio real?
Al final, todo lo que se nos pone por delante nos ayuda a seguir. Aunque parezca la peor de las desgracias, puede ser lo que necesitamos para obtener ese impulso que nos haga lanzarnos hacia el éxito.
Seguro que conoces a mucha gente que ha aprendido valiosas lecciones de situaciones complicadas. De hecho, es probable que tú mismo seas una de esas personas.
Por otro lado, seguro que también conoces a algunas personas que parecen no aprender nunca y se tropiezan una y mil veces con la misma piedra. (Espero que no seas tú uno de ellos).
¿Sabías que existe un truco para asegurarte de estar siempre en ese primer grupo de personas que aprenden? Es sencillo. Simplemente necesitas preguntarte «¿Para qué?», cada vez que te enfrentes a alguna situación que consideres negativa.
Puede que en una mala inversión pierdas todo tu dinero, que tu pareja decida que no quiere seguir más tiempo contigo o que tengas algún accidente. Aunque parezcan situaciones de las que no se puede aprender mucho, lo cierto es que no es así.
Muchas veces, antes de aprender cómo debemos hacer las cosas, tenemos que descubrir cómo no hay que hacerlas. Debemos saber qué es lo que estamos haciendo mal o a qué debemos prestar atención para poder conseguir nuestros objetivos. Y la vida nos manda constantemente aquello que necesitamos para aprender.
Solo existe un atajo para evitar las situaciones más complicadas, y es abrir todos los sentidos para aprender de experiencias de otras personas. De esta manera, es posible que en vez de caer a un pozo, acabemos únicamente pisando un par de charcos.
Cuando tienes a alguien a tu lado que te ayuda a encontrar ese «para qué», la vida se vuelve un camino más sencillo.
¿Conoces a Rober Kiyosaki?
Robert Kiyosaki es un empresario, conferencista e inversor que ha escrito algunos de los libros que recomiendo para cualquier negocio o empresario (especialmente Padre Rico, Padre Pobre y El cuadrante del flujo del dinero).
Además, es uno de los máximos exponentes de que todo pasa por una razón.
¿No conoces su historia?
La realidad es que, aunque actualmente Padre Rico, Padre Pobre sea un libro muy conocido y que muchos empresarios recomiendan, no siempre fue así. Cuando Kiyosaki lo escribió y buscó editoriales para publicarlo, le rechazaron en todas ellas.
Hubo quien le dijo que no sabía escribir e, incluso, quien se atrevió a vaticinar que nadie querría leer un libro así, porque no era creíble. Por tanto, decidió autopublicarlo y dedicarse él mismo a promocionarlo.
Entonces, ¿cómo consiguió el éxito que tiene ahora mismo? Sería el destino o la casualidad, pero el hecho fue que tomó la decisión acertada en el momento adecuado. Encontró el «para qué» de aquello que le estaba sucediendo y siguió su estela. De hecho, él mismo lo cuenta en su libro «El toque de Midas».
Robert Kiyosaki y Oprah Winfrey
Era el año 2000 y Kiyosaki acababa de llegar al desierto australiano con unos amigos. Le había tomado dos días de viajes en avión y casi otros cuatro de camino por carretera llegar a donde estaba. El paisaje era espectacular y parecía que iba a tener unas muy buenas vacaciones.
Entonces, en un momento en el que pudo utilizar su teléfono, recibió una llamada de su mujer, que le dijo «¡Adivina qué! Han llamado los productores de Oprah porque quieren entrevistarte en su programa en Chicago».
Los productores le querían allí el martes, por lo que en una mano tenía unas vacaciones maravillosas y, en la otra, una entrevista acerca de su libro en un programa con 20 millones de espectadores en Estados Unidos (y otros tantos en otros 250 países).
¿Cuál crees que fue su decisión?
Efectivamente, volvió sobre sus pasos y unos días después, sin apenas dormir, estaba en el show de Oprah, una de las mujeres más influyentes del país. Tras una hora de entrevista, el programa terminó y Oprah se giró hacia él para sonreírle y decirle: «Padre Rico, acabo de venderte un millón de copias de tu libro».
Haciendo unos cálculos rápidos y teniendo en cuenta que Kiyosaki se llevaba, en aquel entonces, 5 dólares por cada copia de su libro vendida, podrás ver que su decisión le llevó a ganar 5 millones de dólares.
Al final, volvemos al mismo punto: todo pasa por una razón. Robert Kiyosaki recibió una llamada que le fastidió un viaje maravilloso por Australia pero, a cambio, ganó una gran popularidad y una cantidad nada desdeñable de dinero. ¡Realmente mereció la pena!
Comienza a preguntarte «para qué» en cualquier situación complicada y ¡Desata todo tu potencial!